sábado, 27 de noviembre de 2010

¡Tírenle aunque sea un plato!

La primera reacción: dicen en mi país (sabiduría popular) que el hombre abusa sólo si la mujer se lo permite, así que todo depende de la primera reacción de ella ante la primera muestra de violencia de él. Es cierto, aunque no en casos extremos en que "el rey de la casa" es una verdadera bestia, un asesino en potencia.
Pero si una se casa con el machito usual paraguayo, o se "arrejunta" (amancebamiento, concubinato, esclavitud sin título, matrimonio de hecho) con uno de esos ejemplares producto del lavado cerebral social-familiar que entroniza al varón sólo porque le cuelga algo entre las piernas, entonces pronto tendrá la oportunidad de corregir al susodicho o dejarse esclavizar como lo hacían nuestras abuelitas. Porque tras los licores corporales y sentimentales de la pasión juvenil (o madurita), en carácter de luna de miel tras la ceremonia o sin ceremonia, surgirá el machito que no puede serlo a menos que tire de los pelos a su mujer y le haga "entender" quién mandará en esa casa.
Puede ser un grito, un insulto o un manotazo. Quizás una bofetada, para irla acostumbrando y también para chequear si ella se dejará manejar como lo hacía su mamita (la de él) que le crió así, en la convicción de que la mujer ideal es la que se deja violentar en cualquiera de los sentidos o en todos. Seguramente, si la madre de ella logró superar el machismo familiar y rompió la cadena de cretinismo machista, la habrá advertido a la hija acerca de ese momento -que llegará sin falta, sí- y le habrá dicho lo que debía hacer. Así que esta mujer le tirará algún cuchillo o un plato apenas él la golpee o le grite, se irá hasta que él de rodillas le prometa nunca más levantarle la mano u ofenderla (y le hará sufrir un buen tiempo antes de volver), o le dirá que si otra vez le levanta la mano, ella le cortará los huevos mientras duerme.
Eso es poner los puntos sobre las íes, y de allí en más, el "rey de la casa" sabe que lo seguirá siendo para los demás (porque las mujeres por acá consienten en ese disimulo, ya que ellos no estarán con una mujer que les "humille" en sociedad con una igualdad sexual "intolerable"), pero que en casa ni se le ocurra hacerse el cavernícola, porque la mujer que tiene en casa no es de las que se convierten en víctimas, sino potenciales Lorena Bobbitt. Dicho sea de paso, los machos machistas son justamente los que más recurren a burdeles para masoquistas, porque precisan soltar las "riendas del poder" y en el fondo, sueñan con una mujer que les ponga el bozal, les aleccione a latigazos, les humille y les trate como ellos las tratan a sus esposas. ¡En serio!

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