jueves, 25 de noviembre de 2010

La ley sádica del macho machorum impotentus made in paraguayensis

La Ley sádica de entrecasa, ley no escrita contra las mujeres, sigue gozando de buena salud (es un decir, ya sabemos que más bien hablamos de enfermedad) y tiene sus bases donde siempre: la mujer es peligrosa si se le afloja, hay que hacerle bajar la cabeza y aplastarla para que consienta en creer que es inferior al hombre. Para que consienta, sí, porque es el único modo que tienen los sádicos hoy día para seguir siendo los "amos" del hogar, ya que, aún con algunos puntos que ajustar y todo, hay leyes escritas que sí protegen a las mujeres. Bastaría con hacerlas cumplir, y en gran parte, cuando no se puede, es porque las propias mujeres siguen convencidas de que tienen que someterse a los caprichos de los cretinos machistas que las tienen sometidas como esclavas que ni se dan cuenta de su condición. ¿Se casaron, fueron felices y comieron perdices?
Bueno, también muchas mujeres están condicionadas para creer que ser sometidas -pero casadas o su equivalente- es el único destino feliz al que pueden aspirar. En tanto del propio hogar las mujeres salgan con el lavado de cerebro que les hacen los padres con el modelito tradicional y el modelito de madre abusada física y/o sicológicamente pero "realizada" porque tiene marido e hijos, tenderán a creer que es todo lo que pueden esperar. Soportar la infidelidad del hombre -o mejor, la deslealtad- en inferioridad de condiciones (porque él sólo tendrá que pedir perdón y llegar con un ramo de flores, o peor, la obligará a aceptar su condición y la golpeará para que se "corrija", pero ella puede morir en el intento de ser infiel o será echada de la casa con o sin hijos) es parte del "destino" de mujer. Aún ahora.
La ley sádica está muy amparada por la sociedad tradicional. No se trata más que del rejuntaje y revoltijo de hombres machistas y mujeres esclavizadas desde sus hogares ya en connubio con la religión que las somete como columna principal del llamado "matri"monio. La niña aprenderá de su madre a callarse o callarse a golpes, y de su padre aprenderá que NO ES NADA sin el varón, que tiene que soportarle tanto en la cama (a veces, la somete sexualmente el propio papá para que vaya "alineándose") como fuera de ella, aunque le duela el alma y le duelan los hijos y no quiera tenerlos. ¿Quejarse? Podría morir a golpes, a cuchillazos o a tiros, podría quedar sin el sustento propio y de sus hijos, ya que estas mujeres generalmente tienen pocos recursos para sorevivir solas y se sienten marginadas "sin marido". Muchas no ven como salida más que la propia muerte o en el mejor de los casos, la viudez.
Y por otro lado, el machito de la casa, el nene ricura de su mamá y el "orgullo" de su papá, aprende de éste que es el rey de la casa, aunque no sepa respetar ni a la madre de sus hijos. Si no, ¿por qué la hermanita le debe servir en todo, plancharle la camisa, lavarle la ropa, si no es por el destino inevitable de cada uno según su género? Entonces, pronto aprenderá del macho mayor de la casa, que en el mundo sólo hay dos clases de mujeres: las que son para casarse y las que son para su diversión. Claro que siempre se buscará, una vez cumplido el sueño de la esclava propia titulada o no, si no una puta a la que tiene que pagar, una amante a la que, en el fondo, considerará una puta también. Lo será, pero no porque le cobre sino por meterse con él. Con esa clase de cretino abusivo, paranoico, un impotente sentimental -y físico, con frecuencia- porque quien no sabe valorar a una mujer tampoco puede amarla ni amar a otra.

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