lunes, 8 de noviembre de 2010

"Mujeres sabias" y el Club de Lilith

MUSAS Y MENTORAS: Hipatia y la Infamia Cristiana


Siguiendo con nuestro mes de las mujeres sabias presentamos este enlace al blog del Club de Lilith. Un aporte que nos parece pertinente para este momento. Aquí un aparte: “Vestida con el manto de los filósofos, abriéndose paso en medio de la ciudad, explicaba públicamente los escritos de Platón, o de Aristóteles, o de cualquier filósofo, a todos los que quisieran escuchar […] Los magistrados solían consultarla en primer lugar para su administración de los asuntos de la ciudad.” Hesiquio el Hebreo (Discípulo de Hipatia)

· Texto tomado de Club de Lilith


Por allá del siglo IV d. C., el Imperio Romano se hallaba en franca decadencia, no en vano ya nadie recuerda quiénes fueron esos últimos emperadores romanos que no se caracterizaron, ni siquiera por excesos como los atribuidos a Nerón o Calígula. Los últimos emperadores pasarían a la historia casi anónimos y con la responsabilidad de haber legalizado una religión que se convertiría en la mayor encubridora, promotora de injusticias a lo largo y ancho del orbe, y por los siguientes 15 siglos: el cristianismo.

En el libro “El legado de Hipatia” (Historia de las mujeres en la ciencia desde la Antigüedad hasta fines del siglo XIX)[i] se hace un completo recorrido por los nombres y logros de muchas mujeres que dedicaron su vida a la ciencia, las hay matemáticas, médicas, filósofas, astrónomas; sin embargo, la autora Margaret Alic toma el nombre de Hipatia a quien reconoce logros extraordinarios en el campo de las matemáticas y resalta su valor como científica sólo alcanzado nuevamente por otra mujer hasta Marie Curie.

“Hipatia es la primera mujer de ciencia cuya vida está bien documentada. Aunque la mayoría de sus escritos se han perdido, existen numerosas referencias a ellos. Y además murió en un momento conveniente para los historiadores. Fue la última mujer científica pagana del mundo antiguo, y su muerte coincidió con los últimos años del Imperio romano. Como no hubo adelantos significativos en matemáticas, astronomía ni física en ninguna parte del mundo occidental durante los mil años siguientes, Hipatia ha llegado a simbolizar el fin de la ciencia antigua. La decadencia ya existía desde hacía varios siglos, pero después de Hipatia sólo existieron la barbarie y el caos de los años de oscurantismo.”[ii]

Hipatia nació en Alejandría, en esa ciudad fundada por Alejandro Magno que llegó a desplazar a la Atenas, como capital de la cultura, el arte, la ciencia y en general del conocimiento; su padre un matemático también llamado Teón la educó en el ámbito de la ciencia y está documentada su aspiración de hacer de Hipatia un ser humano perfecto – perfección en la que por cierto, no estaba incluida ni por error la posibilidad de que se casara -. Viajó por Italia y por Grecia escuchando a los mejores maestros de matemáticas y astronomía. Luego ella misma se instaló en Alejandría a dar clases en el Museo, un sitio que llegó a ser famoso por haber estado concentrado ahí lo mejor del conocimiento, fundado por Ptolomeo (General de Alejandro que se quedó con Egipto a la muerte del rey Macedonio).

La vida de Hipatia ha resultado fascinante por muchos motivos: hay suficientes datos acerca de su fama por su extraordinarias inteligencia y belleza que le permitieron influir en los acontecimientos de su época. Fue gran amiga del Prefecto romano Orestes, y del obispo de Tolemaida Sinesio de Cirene, quienes además fueron sus discípulos.

“El trabajo más importante de Hipatia fue en Álgebra. Escribió un comentario sobre la Aritmética de Diofanto, en 13 libros. Diofanto vivió y trabajó en Alejandría en el siglo III, y se le ha llamado el padre del álgebra. Desarrolló ecuaciones indeterminadas (diofánticas), es decir, ecuaciones con soluciones múltiples….Los comentarios de Hipatia incluían algunas soluciones alternas y muchos y nuevos problemas, que luego fueron incorporados a los manuscritos diofánticos.

Hipatia también escribió un tratado Sobre la geometría de las cónicas de Apolonio, en ocho libros. Apolonio de Perga fue un alejandrino del siglo III a.C., a quien se deben los epiciclos y los deferentes para explicar las órbitas irregulares de los planetas. El texto de Hipatia era una vulgarización de su obra. Hipatia, como sus antepasados griegos, sentía gran atracción por las secciones cónicas (las figuras geométricas que se forman cuando un plano pasa por un cono). Después de su muerte, las secciones cónicas cayeron en el olvido hasta comienzos del siglo XVIII, cuando los científicos se dieron cuenta de que muchos fenómenos naturales como las órbitas se describían mejor por medio de las curvas formadas por secciones cónicas.

Teón revisó y mejoró los Elementos de geometría de Euclides, y su edición es la que todavía se emplea en nuestros días…Más tarde los dos escribieron juntos por lo menos un tratado sobre Euclides; Hipatia también es autora de por lo menos uno de los libros de la obra de Teón sobre Tolomeo. Éste había sistematizado todos los conocimientos contemporáneos sobre matemáticas y astronomía, en un texto de trece libros que llamó modestamente Tratado matemático. Los eruditos árabes medievales le dieron el nombre de Almagesto (“Gran libro”). El sistema de Tolomeo siguió siendo el trabajo astronómico más importante que había hasta Copérnico, en el siglo XVI.”[iii]

Hipatia también se interesó por la tecnología, elaboró diseños para varios instrumentos científicos, incluyendo un astrolabio plano, utilizado entonces para medir la posición de las estrellas, los planetas y el sol.

Esa fue la mujer de ciencia, educada en la racionalidad del pensamiento que vio cómo poco a poco la intolerancia y el fanatismo se fueron apoderando de la Alejandría del siglo IV.

Simplemente no aceptó someterse y convertirse al cristianismo en un momento crucial en el que lo mal visto empezó a ser profesar alguna de las religiones paganas que existían por cientos en todos los territorios conquistados por los romanos. La tolerancia hacia esas expresiones multicolores de la religiosidad fue sello de gobernabilidad romana y por alguna circunstancia difícil de explicar, fue sustituida por el fanatismo, la intolerancia y la injusticia. El poder de los emperadores romanos fue también reemplazado por el poder de los papas.

El cristianismo sentó sus reales y cobró víctimas. Hipatia fue señalada como hereje por negarse a abrazar la religión de la intolerancia. Cirilo uno de los fanáticos instigadores de su muerte a la postre fue santificado y el Museo incendiado. Todo se perdió. Ella fue asesinada de forma brutal; encontramos la descripción del homicidio en la obra de un historiador ¡cristiano! Del siglo V, Sócrates el Escolástico:

Todos los hombres la reverenciaban y admiraban por la singular modestia de su mente. Por lo cual había gran rencor y envidia en su contra, y porque conversaba a menudo con Orestes, y se contaba entre sus familiares, la gente la acusó de ser la causa de que Orestes y el Obispo no se habían hecho amigos. Para decirlo en pocas palabras, algunos atolondrados, impetuosos y violentos cuyo capitán y guía era Pedro, un lector de esa iglesia, vieron a esa mujer cuando regresaba a su casa desde algún lado, la arrancaron de su carruaje; la arrastraron a la iglesia llamada Cesárea; la dejaron totalmente desnuda, le tasajearon la piel y las carnes con caracoles afilados, hasta que el aliento dejó su cuerpo; descuartizan su cuerpo; llevan los pedazos a un lugar llamado Cinaron y los queman hasta convertirlos en cenizas. (pag 308)

¿Cómo puede una religión pregonar el amor al prójimo y llegar al asesinato brutal? Bueno, pues los cristianos hicieron eso y más: negaron los avances científicos del mundo occidental (entiéndase lo que hasta entonces era el mundo griego y romano) y fomentaron la obediencia basada en la fe. Se acabó método científico, se acabó la observación, y se instaló plenamente el deber de creer sin cuestionar.

La humanidad vivió en la oscuridad del conocimiento y tuvieron que pasar más de mil años, para que se retomara el camino del saber. La iglesia católica, heredera de esa religión de fanáticos nos debe mucho.

El cineasta Alejandro Amenábar plasmó magistralmente en la pantalla grande la historia de Hipatia; la película Ágora nos lleva de la mano para aprender a querer a esta extraordinaria científica de la historia de la humanidad; pero también provoca una de las peores angustias, mezclada con la impotencia de lo que fue y no hay manera de cambiar. La irrupción violenta y nefasta de la cristiandad sobre la humanidad no la podemos cambiar, pero sí es nuestra obligación difundir la historia y evitar la subordinación de los ignorantes que pretende mantener esa corrupta institución llamada hoy iglesia católica.

Nota final. Recomiendo ampliamente el libro citado, me pareció una falta de respeto a la multitud de mujeres científicas sólo mencionar algunos nombres, quizá sea indispensable darles su lugar con una reseña más amplia del dicho libro.

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· [i] ALIC MARGARET, “El legado de Hipatia, historia de las mujeres en la ciencia desde la Antigüedad hasta fines del siglo XIX.” Siglo XXI editores. Segunda edición en español 2005.
[ii] Ídem. Pag. 58
[iii] Ídem Pag. 60

o Por Olimpia de Macedonia clubdelilith.com

Fecha de publicación: 28/10/2010
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