Cristina Kirchner llora con su pueblo por quien fuera un gran presidente, Néstor Kirchner, y seguramente, como mujer valerosa y fuerte que ha demostrado ser, sabe que pasado su tiempo de dolor, deberá seguir firme aunque sin ese enorme sostén que significó para ella su extinto esposo. No podrá llorar más que hoy, y seguramente, el fin de semana. Luego, los argentinos esperarán de ella que tenga la misma fuerza pero doble: la que siempre supo mostrar, aún en los peores momentos de su gobierno, y la que deberá tener ahora, ya sola.
Aunque no estará sola. Esa gran masa argentina la apoya, y entre ellos, muchos inmigrantes, hemos visto banderas paraguayas, colombianas, bolivianas, en fin, de todo en la multitud que lloraba y aclamaba a Néstor al mismo tiempo de demostrarle su apoyo a Cristina. Y cuando se tiene el apoyo del pueblo, de ese gran pueblo que llora a Kirchner y que apoya a su viuda, la presidenta, ¡siempre se puede! A Kirchner no sólo se le llora en Argentina. Los paraguayos tenemos muchos compatriotas "ashá", de ellos también se ha preocupado en su momento ese gran hombre y gran presidente que fue Néstor.
Cansadas aunque incansables, hartas aunque responsables, alegres aunque desilusionadas las más de las veces, y fuertes porque no hay más remedio, ¿no es una buena definición de la mujer actual? Y están las otras, las que son "felices" dependiendo de un hombre o viviéndoles. Y las que precisan socorro, aquellas mujeres desprovistas de todo, maltratadas, marginadas, discriminadas, abusadas, violentadas... en nombre a veces de la religión, del amor o del simple machismo.
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